El siglo XIII ha supuesto, en el aspecto filosófico, uno de los momentos álgidos de la historia de la razón humana, tal vez sólo comparable a los tiempos socráticos o al nacimiento del idealismo. No sería justo, historiográficamente hablando, hipotecar hechos como el nacimiento de las universidades, la democratización relativa de la cultura a través de las órdenes mendicantes o las respuestas a la confrontación entre el declinar del ordo feudal y el ascenso de la libertas burguesa, a viejos paradigmas como la supeditación de la filosofía a la teología o la historia del XIII como la de las condenas inquisitoriales del aristotelismo. Lo primero se verá en el análisis propedéutico siguiente y así quedará más en evidencia lo segundo.