La cognitio Dei experimentalis y el problema del sufrimiento en la exégesis medieval de Job 42,5-6: algunas calas
Resumo
Los capítulos finales del libro de Job son tan importantes como difíciles de interpretar. Tras los dramáticos diálogos entre Job y sus amigos —que sostienen tozudamente que los sufrimientos de Job son el castigo de algún pecado—, llega en el capítulo 38 la tan esperada intervención divina, que, sin embargo, deja perplejo al lector moderno, pues no parece responder a la pregunta de Job. A pesar de ello, el atormentado protagonista parece encontrar tras la intervención de Yahveh una paz de espíritu y una serenidad que distan mucho de su angustia anterior, tal y como revelan sus palabras finales: «Sólo de oídas te conocía, mas ahora te han visto mis ojos. Por eso me retracto y contrito estoy entre polvo y ceniza» (Job 42,5-6). Según diversos intérpretes contemporáneos, estas palabras revelan un progreso en la cognitio que Job tiene de Dios, y es precisamente este afianzamiento cognoscitivo de Dios lo que le devuelve la serenidad y lo que hace que las aguas de su espíritu, antes agitadas, se calmen. Mas, ¿cómo fue interpretado el pasaje durante la Edad Media? ¿Qué tipo de experiencia entendieron los exégetas medievales que expresan estas palabras que el poeta bíblico puso en boca de su personaje? ¿Qué relación hay entre la experiencia de Job, la cognitio Dei y el problema del sufrimiento? Estas son las preguntas a las que pretendemos dar respuesta mediante un concienzudo análisis de la exégesis medieval del pasaje Job 42,5.
Palabras-clave: Libro de Job; exégesis medieval; pensamiento medieval; encuentro con Dios; conocimiento; experiencia; problema del sufrimiento.
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